Escribir ciencia sin morir en el intento: la ruta del artículo científico


Escribir un artículo científico puede parecer una travesía intimidante. Muchos piensan que se necesita una bata blanca, un laboratorio y un vocabulario críptico para siquiera intentarlo. Pero la verdad es más simple (y emocionante): escribir ciencia es contar una historia, una historia con método, evidencia y propósito. Y como toda buena historia, tiene una estructura que da orden y sentido.


Esa estructura tiene nombre, y si estás en este mundo académico seguro la has oído: IMRyD. ¿Qué es eso? Solo las siglas de Introducción, Métodos, Resultados y Discusión. Pero antes de desglosarla como si esto fuera una receta, déjame decirte algo: no se trata de memorizar formatos, sino de aprender a pensar científicamente y narrarlo con claridad.


Un artículo científico no es una pieza de museo. Es una herramienta viva, que dialoga con otros textos, que plantea preguntas, que propone respuestas y que, muchas veces, deja nuevas preguntas abiertas. Como lo dicen Murillo, Martínez-Garrido y Belavi (2017), la escritura científica “no debe convertirse en un ritual técnico, sino en un ejercicio reflexivo de comunicación” (p. 6).



Ahora bien, aunque cada revista tiene su estilo, el modelo IMRyD no es negociable. Es como la arquitectura de una casa: puedes pintar las paredes como quieras, pero los cimientos son los que permiten que no se venga abajo. La introducción, por ejemplo, es más que un saludo académico: es donde defines el porqué de tu investigación, y convences al lector de que vale la pena seguir leyendo. “Debe mostrar la brecha en el conocimiento y conectar con estudios previos”, como explica Cárdenas (2016), quien insiste en que esta parte debe evitar ser una simple revisión enciclopédica.


Luego vienen los métodos. Aquí, la transparencia es clave. No se trata de impresionar, sino de ser claro. ¿Qué hiciste? ¿Cómo lo hiciste? ¿Qué herramientas usaste? Chaparro-Martínez y D’Armas (2016) lo expresan mejor que nadie: “la metodología es el corazón reproducible del artículo. Si alguien no puede replicar tu estudio con lo que escribiste, algo falló” (p. 132).


Los resultados no se interpretan. Solo se muestran. Como cuando pones todas las piezas sobre la mesa antes de armar el rompecabezas. Aquí los gráficos, tablas y cifras deben hablar por sí solos. Claro, no todo es cantidad: es vital que presenten datos relevantes, no cualquier número que haya salido en el proceso.


Y luego viene la discusión, la parte donde realmente se brilla. Donde conectas tus hallazgos con la teoría, donde explicas lo que ocurrió (y lo que no ocurrió), y lo contrastas con otros estudios. Para Zapata-Custodio y Jiménez-Hernández (2014), esta sección debe ser “una conversación argumentada con la comunidad científica” (p. 57), no un monólogo.


La conclusión no es un resumen. Es una reflexión breve sobre el impacto de lo que encontraste. Y sí, puedes sugerir líneas futuras. Pero no repitas lo que ya dijiste.


¿Y las referencias? No las subestimes. Una buena bibliografía es como un GPS: muestra de dónde vienes y hacia dónde vas. Como dice Felquer (2005), “la calidad de las fuentes refleja la profundidad del análisis del autor” (p. 12).


En el fondo, escribir un artículo científico es comprometerse con la verdad, la claridad y el diálogo. Es saber que, al publicar, no solo compartes datos, sino que invitas a otros a continuar el camino. No hay que esperar a tener el “gran descubrimiento”. A veces, una buena pregunta bien planteada vale tanto como una respuesta.


Así que si estás por empezar a escribir tu primer (o próximo) artículo científico, no pienses en la presión del “publica o perece”. Piensa en esto: tienes algo valioso que decir. El formato solo es el carril; tú eres quien lleva el volante.


Referencias (APA7):


Cárdenas, S. F. S. (2016). Funciones de la Estadística en la publicación de artículos científicos originales. Atenas. https://www.redalyc.org/journal/4780/478055145001/


Chaparro-Martínez, E. I., & D’Armas, H. (2016). La normalización de la gestión editorial de la revista CIENCIA UNEMI (2008-2015). Revista Ciencia UNEMI, 9(17), 128–137. https://www.redalyc.org/pdf/5826/582663825013.pdf


Felquer, L. V. (2005). La Revista de Ictiología de la Imprenta a la Web. REDVET. https://www.redalyc.org/pdf/636/63612647007.pdf


Murillo, F. J., Martínez-Garrido, C., & Belavi, G. (2017). Sugerencias para escribir un buen artículo científico en educación. Revista Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación. https://www.redalyc.org/pdf/551/55152796001.pdf


Rodríguez, D. E., Antúnez, G., & Ramírez, W. (2016). Elementos para escribir y publicar un artículo científico en las Ciencias Veterinarias. REDVET. https://www.redalyc.org/pdf/636/63646041001.pdf


Zapata-Custodio, F. F., & Jiménez-Hernández, R. (2014). Como escribir documentos científicos. Artículo Original. Salud en Tabasco. https://www.redalyc.org/pdf/487/48731722004.pdf


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Esta entrada para el blog de ProfeJacksson ha sido creada con ayuda de inteligencia artificial, respetando principios éticos; las ideas, lenguaje y revisión provienen de agentes humanos. Supervisada por Jacksson Álvarez.

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