📌 Investigar en pregrado: entre la ilusión y la frustración de un estudiante de ciencias sociales y económicas

 


Por @ProfeJacksson

 

Nos vendieron la idea de que investigar es algo para genios, para tipos con bata blanca en laboratorios estériles o para académicos que escriben papers que nadie lee. Pero aquí estamos, estudiantes de ciencias sociales y económicas, enfrentándonos a la investigación como parte de nuestra formación. Y la pregunta es inevitable: ¿para qué sirve realmente?

Desde el primer semestre nos llenan de teorías. Que si Marx, que si Smith, que si Foucault. Todo muy interesante, pero llega el momento en que te preguntas: ¿esto aplica en la vida real? Ahí es donde la investigación debería entrar en juego. En teoría, se supone que nos permite conectar la academia con la realidad, usar herramientas metodológicas para entender los fenómenos sociales y económicos de nuestro tiempo. En la práctica, muchos de nosotros nos sentimos como si nos hubieran lanzado a un océano sin saber nadar.

La investigación en ciencias sociales tiene un desafío particular: no trabajamos con certezas absolutas, sino con interpretaciones. En economía, por ejemplo, se nos entrena para modelar la realidad, pero la realidad casi nunca encaja en un modelo. En sociología o ciencia política, cada fenómeno puede leerse desde múltiples perspectivas, y la objetividad absoluta es una ilusión. Aquí no hay verdades matemáticas inquebrantables, hay análisis, contexto y debate.

El problema es que nos exigen investigar sin enseñarnos realmente cómo hacerlo. Nos piden formular preguntas de investigación sin entrenarnos en el arte de preguntar bien. Nos hablan de metodología como si fuera una receta, cuando en realidad es un camino lleno de decisiones difíciles. ¿Cualitativo o cuantitativo? ¿Encuestas o entrevistas? ¿Análisis de contenido o revisión bibliográfica? La incertidumbre es parte del proceso, pero rara vez nos lo dicen.

Y luego viene la otra gran barrera: los recursos (o la falta de ellos). Mientras en las ciencias exactas muchas veces se cuenta con laboratorios, financiamiento y equipos especializados, en ciencias sociales y económicas investigar muchas veces significa trabajar con presupuestos inexistentes, con datos incompletos o con bibliografía inaccesible detrás de muros de pago. Esto nos obliga a ser creativos, a encontrar formas de hacer investigación con las herramientas que tenemos.

Pero no todo es queja. Porque cuando logramos conectar la teoría con la realidad, cuando encontramos datos que revelan patrones inesperados, cuando una entrevista nos abre la mente a nuevas interpretaciones, entendemos por qué la investigación importa. No es solo para obtener puntos en un curso o para engordar el currículo. Es un ejercicio de pensamiento crítico, una forma de ver el mundo con más profundidad, de no tragarnos los discursos oficiales sin cuestionarlos.

Así que sí, investigar en pregrado en ciencias sociales y económicas puede ser frustrante. Pero también puede ser una experiencia transformadora, siempre que logremos superar las trabas del sistema y entendamos que el verdadero objetivo no es encontrar "la respuesta correcta", sino aprender a formular mejores preguntas.

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